MI CHIRIMIRI Y EL EUCIMA Es bonito observar a los compañeros dos minutos antes de salir a escena, escuchado la presentación de su número tras el telón… a dos centímetros del abismo… a dos minutos y dos centímetros de la gloria o del fracaso más estrepitoso… la vida o la muerte. Luego, una vez cruzado el umbral que separa la Tierra del escenario, el miedo desaparece y simplemente de dejas caer; pero antes está el chirimiri… ese runrún, ese gusano que te atraviesa el cuerpo y que te advierte de que por más preparado que lo tengas no tienes nada seguro: tanto puede salir mal como pueden surgir risas donde no te lo esperabas. Por eso creo que la vida es como un número de cabaret (aunque seguramente un conductor de tractores dirá que la vida es como un tractor) Mis felicitaciones a la organización del EUCIMA por hacerlo cada vez mejor y con tanto amor al circo. Para mí actuar en este encuentro fue sanador ¡¡GRACIAS!!